Carrera de Orientación y Consejería Educativa

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lunes, 14 de enero de 2013

PASIÓN Y LENGUAJE A FAVOR DEL MÉTODO



Por la Dra. Judith Susana Morel
  • Profesora de Educación Media en la Enseñanza del Inglés. UPNFM
  • Master en Ciencias Sociales con Orientación en Sociología. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO, Sede Argentina. Buenos Aires
  • Doctora en Educación. Universidad Católica de Santa Fe, Provincia de Santa Fe, Argentina


Pasión. Lenguaje. Dos significantes y unos cuantos significados para cada uno según quien los lea. Aparentemente sin ninguna relación entre sí, puestos juntos, y nada menos que a favor de un método. ¿Será posible o no dejará de ser más que un juego de palabras?

Tomando a Feyerabend y su anarquismo, apropiándome de términos de lingüística y del análisis del discurso, pretendo darle a cada uno de ellos el lugar muy especial que han ocupado y ocupan a lo largo del desarrollo del conocimiento científico. En el pequeño análisis que hago a continuación, comienzan juntos, luego, sin ánimo de compartimentar mi discurso, me detengo en cada uno para darles su espacio, y finalmente vuelven a estar unidos. Creo que mediante este volver a estar unidos será posible dar respuesta a mi primera interrogante. ¿Será en verdad posible?


I.-

“La pasión da lugar a una conducta específica que a su vez crea las circunstancias y las ideas necesarias para analizar y explicar el desarrollo total, para hacerlo ‘racional’.” (Feyerabend, 1984:22). Si la pasión es el motor de todo nuevo intento de descubrimiento de nuevas teorías, obviamente el lenguaje será, continuando con la metáfora, el combustible que hará que ese motor no sólo se encienda sino que siga andando. ¿Por qué el combustible?, ¿cuál es si no, aquel elemento que está presente en todo momento, y que es indispensable para que se dé el desarrollo?

Comencemos por la pasión, término que dadas nuestras premisas culturales y los significados ocultos del mismo, no nos remite sino a los lados oscuros del significado. Automáticamente la pensamos como algo disociado por completo de aquello tan `sacro y puro’ (otra premisa cultural sustentada por años), como es la ciencia. Pero despojemos al término de su lado oscuro y revaloricémoslo, ¿Qué queda entonces? Volvemos al principio, es definitivamente el impulsador lógico de todo nuevo intento. Tomemos a Polanyi quien nos lo confirma: “el apasionamiento científico no es simplemente un producto sicológico, sino que cumple una función lógica que representa un elemento indispensable para la ciencia.” (Polanyi, 1964). De hecho, las ciencias son creación del ser humano, y en todo lo que el ser humano ha creado ha puesto pasión, ¿Por qué entonces pretender hacerlas tan lejanas a las personas, tan abstractas y tan poco sociables?

A esto es a lo que se nos ha acostumbrado desde siempre, a que existen dos extremos, en uno los científicos con su racionalidad, sus teorías perfectamente limitadas y su discurso impersonal, y del otro el resto de la humanidad, pobres mortales dominados por la pasión, sin límites fijos, con nuestro discurso de todos los días. Nótese aquí, que el elemento que más se ha utilizado para mantener alejados a los dos extremos ha sido siempre el lenguaje. Es obvio el porqué, si se usara el mismo lenguaje habría comunicación, los científicos dejarían su sitio privilegiado y se unirían al resto de los mortales, lo que les haría perder su aura porque se establecería la comunicación. El lenguaje ha sido el escudo que han usado, pues “es preciso, evidentemente, que la significación del enunciado se comprenda […] esa es una condición general de la comunicación.” (Lyotard, 1987:26). Es claro, entre dos personas que no utilizan el mismo discurso no hay comunicación[2].

Además –volviendo al inicio de nuestras interrogantes- decíamos que porqué tratar de hacer a las ciencias tan abstractas; para esto vimos que uno de los elementos más usados es el lenguaje, así como la negación de la pasión. Negarla, pues el hecho de admitir que se la vive y se la siente sería situarse en el extremo del resto de los mortales, y esto es algo que ningún científico “que se precie” querría hacer.

Pasión es lo que nos lleva a dudar de una teoría establecida, a querer probarla, a desear quizás saber que pasaría si hacemos exactamente lo contrario. Pasión es lo que a través de la historia ha llevado a accidentes, coyunturas, sucesión de eventos que han dado lugar al desarrollo del conocimiento. Feyerabend (1984:14) nos recuerda que “nadie puede decir en términos abstractos, sin prestar atención a idiosincrasias de persona y circunstancia, que es lo que precisamente condujo al progreso en el pasado, y nadie puede decir que intentos tendrán éxito en el futuro.” ¿Qué es lo que diferencia a la idiosincrasia de una persona y de otra? La pasión y como la vive cada uno. Es lo que impulsa a cada individuo, enmarcado dentro de las circunstancias que lo acompañan.

Si nos remitimos a Mill y su defensa de la proliferación, la cual toma como una solución y la sustenta diciendo que ésta es el poder elegir entre varias alternativas, el tener opiniones diferentes o modos antagónicos de vivir, vemos que todo hace que si se llega a la unidad de opinión esto estará dado como resultado de una libre y completa comparación de opiniones opuestas (la contrainducción de Feyerabend). Pero, ¿cuál ha sido el hilo conductor de todo? Si tomamos en cuenta que en la construcción del conocimiento científico “los conceptos, al igual que las percepciones, son ambiguos y dependen de las anteriores experiencias de la persona, de su educación, de las condiciones generales del medio” (Feyerabend, 1984:61), y al mismo tiempo advertimos que “esta coincidencia de la parte (hombre individual), de lo puramente subjetivo y arbitrario con lo objetivo y legal, es […] uno de los más importantes argumentos en favor de una metodología pluralista” (Feyerabend, 1984:26). Es aquí entonces que podemos dar respuesta a  nuestra pregunta, afirmando que el hilo conductor de todo ha estado sobredeterminado[3] por lo que Feyerabend llama apasionamiento científico o pasión –apropiándose del término empleado por Kierkegaard).


II.-

Anteriormente resaltamos el hecho que las ciencias son creación del ser humano, y en base a esto nos surge ahora otra pregunta ¿por qué no darle a las ciencias el mismo lenguaje y las mismas actitudes y tendencias que siempre acompañan al ser humano? Veíamos también que uno de los puntos que mantenían la distancia entre lo científico y lo corriente es la diferencia de lenguaje, diferencia que se da generalmente de modo intencional, para mantener una suerte de `pureza’ científica. Tradicionalmente mediante la educación se ha condicionado a los individuos a que separen los diferentes campos –que no mezclen por ejemplo física con metafísica- compartimentando el saber, buscando la pureza científica. El inconveniente es que esta compartimentación hace que el individuo deje de pensar y actuar como un todo y que “incluso su lenguaje deje de ser el que le es propio” (Feyerabend, 1984:15). Esto conduce a su vez a la idea de que existe un método fijo, infalible, que dará respuesta a todas o casi todas nuestras interrogantes científicas, lo que se traduce en una visión del ser humano y su entorno social demasiado ingenua y simplista. Esto dado que es ingenuo creer que todo lo que dio resultado en el pasado lo dará en el futuro, pues como señala Hume “nada de lo que suceda en el futuro, puede estar lógicamente garantizado por el conocimiento de lo que ocurrió en el pasado”. Y, de acuerdo con Feyerabend (1984:31) vemos que “cualquier estabilidad prolongada […] debe ser tomada como una indicación de fracaso, puro y simple.”

Pero volvamos a nuestro punto, el lenguaje. Decíamos que el lenguaje de aquel que llega a ser –o pretende ser- especialista, deja de ser el que le es propio. Esta persona se impone a sí mismo vivir bajo ciertos estándares, decide n mezclar sus gustos o actividades de su vida privada con su vida `científica´, de tal modo que esta última se ve privada de los detalles que hacen a una vida plena y rica. Llega a manejar un doble discurso, aquel de su vida pública y de su vida íntima. Pero, finalmente, ¿cuál llega a imperar sobre el otro?, es importante esto por el eco que pretenderá tener –o tiene- en la sociedad. “G. Giménez señala que todo discurso remite implícita o explícitamente a una `premisa cultural´ preexistente que se relaciona con el sistema de representaciones y valores dominantes (o subalternos) cuya articulación compleja y contradictoria dentro de una sociedad define la formación ideológica de esa sociedad.” (Buenfil Burgos, 1985:17). Y teniendo en cuenta también que “el discurso es en sí mismo práctica porque interviene en la reproducción /transformación de las formas de la convivencia social.” (Buenfil Burgos, 1985:19).

En su extensa cita número 13 de Contra el método, Feyerabend (1984:132-133) muestra cómo el diferente uso del lenguaje en los textos científicos los acerca o aleja de nuestros sentidos. Hace notar que mediante expresiones tales como `he visto´, `me ha sorprendido´, `me encantó´, `no puedo evitar preguntarme´, todas reflejando pasión en su interior, y usadas para hablarle a un amigo, Galileo relata su invención del telescopio –y no podemos pasar por alto que ese descubrimiento fue uno de los más importantes de la historia-. Como extremo opuesto coloca a los conocidos sexólogos norteamericanos Masters y Johnson. En un libro que trata especialmente de la conducta cotidiana de gente normal y de un asunto para el que no existe una terminología especial lo menos que se esperaría encontrar sería un lenguaje vivo e interesante. Por el contrario, hacen uso de un lenguaje de especialistas, que “ya no es un modo humano de hablar […]; se levanta un muro entre los escritores y sus lectores. Y este feo, inarticulado e inhumano idioma se hace presente en todas partes y ocupa el lugar de una descripción más simple y directa.”

Galileo y también Newton –aunque el discurso científico de su tiempo estaba altamente especializado y contenía muchos términos técnicos- supieron hacer surgir mediante su lenguaje, la pasión que vivían con sus descubrimientos. Esta pasión los hacía libres y dominar a las palabras, no dejarse dominar por ellas. Por el contrario, Masters y Johnson han deformado su sensibilidad y su talento lingüístico y uno se pregunta si es que ya no pueden hablar de una forma directa. Es bueno entonces señalar que sería aconsejable para una persona el que tenga diferentes lenguajes a su disposición, siempre y cuando sea capaz de cambiar de uno a otro cuando la situación así lo requiera.

Existirían idealmente tres alternativas posibles: la primera, sería que el discurso científico maneje los mismos códigos utilizados en el discurso común al resto de la sociedad; la segunda, que los códigos (o significantes) usados por el discurso científico y el discurso común fueran los mismos pero difirieran en su significado; y, por último, que los códigos usados por el discurso científico fueran totalmente opuestos a los códigos del discurso común. Obviamente, las dos últimas alternativas planteadas son las conocidas y comunes, mientras que la primera de ellas se presenta como la alternativa ideal.

Volviendo al punto de partida, la respuesta a la pregunta de por qué no darle a las ciencias el mismo lenguaje y las mismas actitudes y tendencias que siempre acompañan al ser humano, se replantearía enfatizando el ¿por qué no, si es posible? Lo importante es cómo, y es aquí donde dejo abierta la duda ¿sería esto posible mediante la aceptación por parte de los científicos del uso de códigos que fueran fácilmente decodificables por el resto de la sociedad, o dejaríamos esta tarea a la educación, en donde –como afirma Basil Bernstein- cuando se realiza el proceso de construcción del discurso pedagógico éste sea recontextualizado, seleccionado, ubicado y reubicado de tal forma que sea accesible a los educandos?


A modo de conclusión

Feyerabend construye todo su argumento alrededor de su famoso principio `todo vale´. Éste podría llevar en sí mismo varios mensajes destinados especialmente a los científicos. Uno de ellos es que dejen de lado el temor a salirse del camino establecido, que pongan su pasión y, sobre todo, que recuerden la importancia del ser humano, de la humanidad, que la persona “vale” , y vale en el sentido de acercarse a ésta mediante el lenguaje. Las personas han pasado generación tras generación separándose cada vez más de sus pares, inventando códigos para diferenciarse de otros, han formado élites de `especialistas´ que mediante la utilización de un lenguaje `difícil´ (término usado comúnmente), han logrado mantenerse a distancia.

Desde siempre se nos ha hecho creer que las ciencias no son para todos, que no podemos admirarlas o entenderlas como podemos hacerlo con una obra de arte. Por otra parte, hemos creído tanto y por tanto tiempo que lo verdaderamente científico sólo es pertenencia de las llamadas ciencias duras que generalmente al hacer ciencias sociales se ha tratado de trasladar conceptos, códigos y esquemas de las ciencias exactas y, aunque traten del ser humano, han quedado escritos sus estudios en el mismo discurso `de especialistas´, lejano a los seres humanos comunes.

El cómo acortar la brecha para que los discursos científico y común puedan finalmente articularse, lo dejamos planteado anteriormente. Es imprescindible insistir en la importancia del lenguaje. No sabemos con exactitud la diferencia que hubo -en minutos- entre el nacimiento de la sociedad y el del lenguaje, pero después que ambos nacieron lo fundamental es que ya no pueden darse uno sin el otro. De nosotros depende el tener una sociedad que comparta códigos, o varias sub-sociedades.

De todo esto, considero importante no hacer ciencias sociales con esquemas rígidos pertenecientes a las ciencias exactas, ni adoptar indiscriminadamente su terminología. “Si las Ciencias Sociales analizan procesos y estructuras sociales, la posibilidad de acceder a ellas está dada en el lenguaje. Este es el vehículo de las opiniones y concepciones de los sujetos; gracias al lenguaje se puede abstraer sensaciones y codificarlas de manera que sean comunicables.” (Buenfil Burgos, 1985:44).

Pero volvamos al mismo Feyerabend (1984:122) y tratemos de no olvidar “que la separación existente entre las ciencias y las artes es artificial, que es el efecto lateral de una idea de profesionalismo que deberíamos eliminar, que un poema o una pieza teatral pueden ser inteligentes a la vez que informativos […], y una teoría científica agradable de contemplar […] y que podemos cambiar la ciencia y hacer que esté de acuerdo con nuestros deseos.”

¿Qué es lo que ha hecho que estemos más cerca del arte?, obviamente la pasión que en él percibimos y el lenguaje que se nos hace familiar. Pasión y lenguaje, ingredientes imprescindibles de todos nuestros actos cotidianos, ¿por qué no podrían serlo también de la ciencia?


Bibliografía
-   
       Bernstein, Basil, 1990, La construcción social del discurso pedagógico, Textos seleccionados, Producciones y Divulgaciones Culturales y Científicas El Griot, Bogotá.

-          Buenfil Burgos, Rosa Nidia, 1985, Introducción al análisis del discurso. Perspectivas de investigación en Ciencias Sociales, Documento de Trabajo, DIE CINVESTAV, México.

-          Feyerabend, Paul K, 1985, Contra el Método. Esquema de una teoría anarquista del conocimiento, Hyspamérica, Buenos Aires.

-          Lyotard, Jean François, 1987, La condición postmoderna, Editorial Rei, Buenos Aires.
-          Polanyi, Michael, 1964, Personal Knowledge. Towards a post-critical philosophy, Harper & Row, New York.

  



[1] Parafraseando el título de la obra de Feyerabend, Contra el Método, me permito esta licencia apoyándome en lo que considero es el principio alrededor del cual gira toda la argumentación de la misma, el principio “todo vale”. “Hay solamente un principio que puede ser defendido bajo cualquier circunstancia y en todas las etapas del desarrollo humano. Me refiero al principio todo vale.” (Feyerabend, 1985, p. 24). De ahí entonces que pasión y lenguaje estarían a favor del método todo vale.
[2] Se aclara que las categorías “discurso” y “lenguaje” están usadas en su acepción amplia y no restringida.
[3] Sobredeterminación es una categoría proveniente del psicoanálisis y aplicada a la investigación en ciencias sociales. Su sentido remite no a una determinación, sino a múltiples determinaciones, no a suma de factores sino a articulaciones diversas y complejas.

miércoles, 9 de enero de 2013

Y DESPUÉS DEL SUSTO, ¿QUÉ?

Este artículo fue publicado en la sección "Opinión" del Diario "El Heraldo" en enero del 2000, sin embargo después de lo sucedido en la incertidumbre del 21 de diciembre del año recién pasado y viendo que los problemas aquí planteados siguen estando vigentes se procede a publicarlo en el blog y de esta forma observar que en 12 años seguimos teniendo las mismas dificultades y está en nuestras manos el poder cambiar la sociedad hondureña.

Por la Dra. Judith Susana Morel

  • Profesora de Educación Media en la Enseñanza del Inglés. UPNFM
  • Master en Ciencias Sociales con Orientación en Sociología. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO, Sede Argentina. Buenos Aires
  • Doctora en Educación. Universidad Católica de Santa Fe, Provincia de Santa Fe, Argentina


Bueno, ya pasó el susto. ¿Qué cuál susto se preguntan?, ¿cómo, ya se les olvidó, tan rápido? Hace sólo unos pocos días el tema de conversación obligado por todas partes no era otro sino: “dicen que se va a acabar el mundo”, “es el Apocalípsis”, “hay que estar preparados, por cualquier cosa”; otros decían: “pero no, va a ser igual que todos los fines de año, no va a pasar nada”, etc. Pero bueno, sea por creerlo o por considerarlo ilógico, por estar de acuerdo o no, el fin del mundo era tema obligado. Y ahora, ya llevamos unos cuantos días de este nuevo año, este nuevo siglo, este nuevo milenio (aunque dicen por ahí que según cálculos matemáticos todavía no ha empezado), y parece de pronto que todo se nos olvidó ya. ¿Por qué tendremos tanta capacidad de olvidar rápidamente?, ¿no se han fijado?, es como si no hubiera otra cosa más que vivir el “día a día”. Ya no nos dedicamos a la tan necesaria reflexión teórica, es como si tuviéramos miedo de detenernos a pensar, ¿será que en esta realidad caótica, fragmentada y postmoderna que vivimos ya se nos olvidó como hacerlo?


Ahora ya nos dimos cuenta que para mal o para bien, el mundo no se acabó y parece que no tiene ninguna intención de hacerlo todavía. Abrimos los periódicos y si no nos fijáramos en la fecha, parecería que no entramos al tan esperado 2000. Hagan la prueba: en política la misma lucha por llegar a los puestos de poder; en las páginas policiales robos, asaltos, asesinatos, violaciones; en sociales las mismas caras sólo que si el año pasado fue la despedida de soltera ahora es el baby shower o el bautizo, la graduación, el cumpleaños. Y en educación ¿cómo andamos? Ahora a principios de año –como cada año- los periódicos salen más gruesos que de costumbre por los anuncios de las escuelas, colegios y universidades compitiendo por ofrecer cada uno la mejor educación. Pero algo llama la atención, la idea que la mayoría de estos lugares tiene acerca de lo que significa una mejor educación pasa por el ofrecimiento de las llamadas clases coprogramáticas, es decir: kung fu, ballet, reforzamiento (¿para qué? se pregunta uno, porque si realmente fueran buenos estas clases no tendrían razón de existir), inglés (aunque no empleen profesores titulados en esa área), computación (aunque una sola computadora deba ser compartida hasta por cinco alumnos a la vez), etc. (y les digo que la lista de etc es bastante larga).

Pero estábamos hablando del susto que nos mantenía un poco en vilo (a todos, crédulos e incrédulos, “por si las dudas”) hacia fin del año pasado… ¿por qué empezaría a hablar de educación? Claro, uno siempre gira en torno a los temas que más le preocupan. Recuerdo que cuando el 2000 era algo lejano (cuando todavía nos asustaba la famosa novela “1984”) trataba de imaginarme cómo sería cuando ese año llegara. Nos habían hecho creer que casi todo estaría solucionado, que viviríamos en ciudades en el aire o debajo del mar, que ya no habría hambre, ni gente sin trabajo, ni niños en la calle, ¿y en educación? casi, casi que estudiaríamos solos, sin docentes porque el mundo estaría dominado por la maravillosa máquina que me permite estar escribiendo ahora mismo; además, la educación finalmente sería para todos y la palabra analfabetismo ya no existiría ni siquiera en los diccionarios.

¿Qué fue lo que pasó? Hasta hace poco en educación nos dedicábamos a planificar para largo plazo, de ahí la famosa frase que encontramos en todos los planes de estudio: “el hondureño que queremos formar”, ¿se acuerdan? Sin embargo, algo no funcionó del todo bien, porque sino después de tanto tiempo de escribirlo, la verdad que sería tiempo de haberlo formado pero parece que aún no está listo. Quizás no me equivoque al afirmar que esa frase terminó siendo nada más que un bonito encabezado pero que nunca supimos realmente cómo hacerlo. Dado que la preocupación era siempre el futuro, se dejaba de lado el presente, es decir, atender a los niños “como niños”, no pensando en ellos como “adultos en miniatura”. Esto significó dejar de lado, olvidar casi por completo el juego, la diversión, la aventura, la risa. ¿Podríamos hablar de las aulas como “casi cárceles”?, ¿cuántos niños se divirtieron dentro del aula? No, la vida corría sólo en las horas de recreo, en los patios de recreo, cuando la maestra no miraba pero en cuanto sonaba el timbre…otra vez la famosa disciplina. Construimos docentes que se enorgullecían de la disciplina de su aula, cuanto más callados estaban los niños, esa era la mejor clase, esa era la mejor maestra. Preguntémonos, ¿cómo podríamos formar verdaderamente el famoso “hondureño que queremos”, una persona “responsable, amante de su patria, con características de líder, asertivo, dispuesto a tomar decisiones que cambien el rumbo del país, que sean agentes de cambio del desarrollo nacional”, si nunca le enseñamos a hablar, a pensar, a exponer sus ideas, a escribirlas, si cuando se atrevía a decir algo diferente, a exponer sus propias ideas, se le callaba, se le decía que tenía que aprenderse lo que decía el libro, o lo que decía el maestro. ¿Por qué? porque tampoco teníamos docentes capacitados para ser cuestionados e interpelados, con la honestidad de decirle a sus alumnos “esto no lo sé pero te prometo investigarlo”. El liderazgo, la valentía, el deseo de investigar, de aprender, de saber más, la curiosidad, no vienen en un paquete con el nacimiento del bebé, es la educación la encargada de desarrollarlas, de incentivarlas, de promoverlas. Ninguna reforma educativa será completa si no se preocupa por hacer que estas cualidades surjan, crezcan y se conviertan en parte indisoluble de cada niño, en cada escuela. Y en esto la formación de docentes juega un papel fundamental. 

Dejemos de pensar en el “hondureño que queremos” –en términos de su adultez- y atendamos a los hondureños que están en las aulas, como niños y no como adultos en miniatura. Lo que sean después será la consecuencia lógica de aquello que les demos en su infancia.

Ahora que ya pasó el susto del fin del mundo, sería bueno hacer que de verdad el 2000 sea diferente, que sepamos construir otra educación en esta realidad fragmentada. Ya nos dimos cuenta que las máquinas no les ganaron a los seres humanos, sino que estamos aprendiendo a usarlas a nuestro favor; que el docente no desapareció pero que sí enfrenta el reto de revisarse a sí mismo críticamente y que además –lo más importante- enfrentamos el desafío de formar a los próximos de otra manera. Tal vez así, no nos agarre el fin del siglo XXI pensando en el “hondureño que queremos formar”, todavía sin haberlo podido hacer...

LAS ÁREAS DE LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA



Dentro del desempeño docente de la orientación y consejería educativa existen 4 áreas de gran importancia, las cuales cada orientador está debidamente preparado para afrontar y son:

A.    Orientación
B.     Consejería
C.     Asesoría y Tutoría
D.    Consultoría

A. ORIENTACIÓN

Esta área comprende la ayuda técnica, personal y sistemática de manera proactiva, preventiva que se ofrece a los estudiantes y otros miembros de la comunidad educativa.
El área de orientación consta de diferentes programas los cuales buscan el pleno desarrollo del autoconocimiento de sus posibilidades y limitaciones, así como los de su entorno, para la toma de decisiones adecuadas y obtener el máximo desarrollo personal, académico, profesional y social, entre ellos tenemos:

1.      1. Orientación para la salud: busca el desarrollo de las diferentes áreas de la salud como ser:

a. Salud Física: este programa busca el bienestar del cuerpo, de cómo cuidarlo de la mejor manera, la necesidad de ejercitarlo, de la nutrición, del aseo diario, de la atención médica, tanto curativa como preventiva, y del mejoramiento de la calidad de vida con un estilo de vida saludable.

b. Salud Mental: este programa se refiere a la forma de manejo de la vida diaria, de la relación con los demás y en los distintos ambientes en los que nos movemos; familia, amigos, escuela, colegio, universidad, trabajo, actividades recreativas, etc.

c. Salud Emocional: este programa trata del manejo responsable de los sentimientos, pensamientos y comportamiento, reconociéndolos, dándoles un nombre (amor, cariño, tristeza, dolor), aceptándolos e integrándolos a su ser. Se busca que las personas sean emocionalmente sanas, que puedan controlar sus sentimientos de manera asertiva y se puedan sentir bien consigo mismos las cuales desembocan en buenas relaciones interpersonales y con el mayor control del estrés y los problemas de la vida cotidiana.

d. Salud Ambiental: es preparar un entorno saludable, limpio, en armonía y equilibrio entre el entorno y las personas que la rodean.


2. Orientación para el desarrollo personal social: el desarrollo personal es una experiencia de interacción individual y grupal a través de la cual los sujetos que participan en ellos desarrollan u optimizan habilidades y destrezas para la comunicación abierta y directa, las relaciones interpersonales y la toma de decisiones, permitiéndole conocer un poco más de si mism@s y de sus compañer@s de grupo, para crecer y ser más humano.

3. Orientación para el éxito académico: el aprendizaje de nuevas técnicas y estrategias de estudio, la definición de metas académicas, la motivación al estudio, el uso eficaz y eficiente del tiempo, etc.

4. Orientación para el desarrollo profesional: pretende dar una ayuda y asesoría al estudiante en todos los aspectos de su vida especialmente en el vocacional y profesional, desde el momento que ingresa a la institución educativa hasta el momento de la culminación de su estudio.

5. Orientación cívico cultural: con este programa se pretende afianzar el patriotismo y la identidad nacional por medio de las celebraciones de las fechas cívicas, intercambios culturales, vivenciales, bailes folclóricos, comidas típicas, conocimiento del patrimonio cultural y natural de Honduras.

6. Orientación para la comunicación efectiva: mantener informada a la comunidad educativa sobre los acuerdos, resoluciones que emanen de las autoridades, consejo de maestros, coordinadores académicos y otros; así como los eventos, actos, acciones, actividades, proyectos, etc., que se realicen en el centro educativo.


B. CONSEJERÍA

Comprende la ayuda en la cual se atiende necesidades y conflictos de los estudiantes, padres de familia y/o encargados, en forma individual o grupal, con el objeto de desarrollar la capacidad de autodirección y mejoramiento personal, familiar, emocional y social.

1. Programa de Consejería Individual: Es la atención individual que se da a los estudiantes para ayudarles a resolver sus conflictos personales, sociales, emocionales, académicos y familiares.

2. Programa de Consejería en Grupo: Es la reunión de personas que tienen un conflicto en común y que han decidido cómo resolverlo en la consejería individual y desean compartirlo con otros para hacer catarsis y recibir retroalimentación y apoyo bajo la dirección del especialista es la orientación.

3. Programa de Consejería para Padres de Familia y/o Encargados: Es el proceso de ayuda para adultos encargados de los estudiantes siempre y cuando la conducta de estos afecte a los estudiantes en su vida personal, social y académica.


C. ASESORÍA Y TUTORÍA ACADÉMICA

Es un proceso por el cual un profesional o experto ayuda a una persona, un grupo o una organización a ser más eficaz y se caracteriza por tener una relación más abierta, confiada, voluntaria y con la participación activa del asesor.

1. Programa de Asesoría: se atiende casos individuales y en grupo a libre demanda sobre aspectos varios del Departamento de Orientación como por ejemplo los aspectos académicos, familiares, emocionales y sociales que pueden ser abordados de forma individual o en grupo.

2. Programa de Tutoría: Se da atención entre iguales o con especialistas, se ofrece ayuda a los estudiantes con bajo rendimiento académico para que logren sus metas estudiantiles.


D. CONSULTORÍA

Capacitación y/o actualización a: docentes, tutores o profesores guías, Equipo Técnico del Centro de Desarrollo Estudiantil, Departamento de Orientación, consejeros de estudiantes, padres de familia y/o encargados, personal administrativo, directivo y de servicio.